La palabra emoción proviene del latín emotio, que a su vez deriva
de la palabra emovere. Ésta última palabra latina se refiere al
movimiento, y más específicamente, hacer que surja el movimiento. Es decir, si comprendemos
qué es la emoción desde la antigüedad, utilizando la etimología como
herramienta para retroceder en el tiempo, comprendemos que obviar la emotividad
del ser humano, sería quedarnos en nuestra cotidianidad rutinaria y repetitiva.
Sin las emociones no podríamos crecer, comprender ni mover nuestra materia,
nuestro cuerpo. Olvidar nuestra evolución e historia sería justamente
retroceder.
Los seres humanos olvidamos algo que nos une a nuestra naturaleza
animal. La emoción se antepone a la condición humana, pues es un aspecto que
nos une con el resto de animales y de la naturaleza en sí misma. La razón ha
llegado a nosotros para comprender, reflexionar, proyectar y entendernos. Sin
embargo, en el intento de diferenciarnos de tantas otras especies, desestimamos
nuestras emociones y tentamos a la razón a jugar con nosotros mismos.
Por su parte, la inteligencia es aquello que pasa del pensamiento a la
acción y genera una consecuencia beneficiosa y eficiente hacia uno. Por ello,
se puede comprender a la Inteligencia Emocional (IE) como aquella capacidad de los seres humanos en la
cual abarcamos nuestras emociones, llevamos a cabo prácticas que nos ayudan a
crecer y logramos comprender a las personas que nos rodean y a nuestro
contexto.
Cuando hablamos de IE, nos referimos a esa
capacidad con la cual comprendemos las emociones y cómo podemos reaccionar ante
ellas. Una vez dicho esto, con la IE podemos seguir nuestros deseos más
profundos, comprender nuestras reacciones automáticas ante diversos
estímulos, y accionar según lo que nos mueve. Ejercer según nuestras
emociones es una manera de encontrarse con el interior, pues nos ayuda a
manifestarnos de manera transparente. Además, la IE permite que conformemos una
sociedad o comunidad, pues sin emociones no podríamos anticipar reacciones de
los demás, y tampoco podríamos mantener un sentido de pertenencia hacia un
conjunto de personas.
Es por ello que, al mencionar un entendimiento personal y social, se
comprende que las emociones, más allá de algunas ser calificadas como positivas
y otras como negativas, siempre remarcan un movimiento adentro de nosotros y, a
veces, una manifestación colectiva. Las emociones atraviesan distintas capaz
personales y nos ayudan a expresarnos en el mundo material y físico, no solo en
encerrarnos en nuestros pensamientos.